Como docentes o futuros docentes que nos estamos preparando en esta Licenciatura, es necesario que conozcamos un poco más de cerca la Reforma Educativa que ha trastocado gran parte de nuestro Sistema Educativo; se dice que dicha reforma ya va de salida, más aún cuando se ha entregado una nueva propuesta en materia educativa por el Ejecutivo de nuestro país, sin embargo, considero necesario compartir con ustedes estas líneas para su análisis y reflexión
Nacer, crecer, reproducirse y morir son cuatro fases de la vida de todo ser vivo, que a lo largo de los años hemos utilizado de manera cotidiana y que el antropólogo canadiense Herbert Marshall McLuhan hace una analogía de dicho proceso con el paso del hombre por la tierra: nació con los momentos evolutivos que todos conocemos, creció o floreció en el momento en que inició la comunicación oral que luego consolidó con la invención de la escritura, se reprodujo en el momento de la creación de los medios visuales, adelantos científicos y tecnológicos propios de la era digital, y está destinada a morir debido a la codicia, la depredación y saqueo que el mismo ser humano realiza a la naturaleza y a su habitad. Pero todavía hay una posibilidad de que la sociedad despierte la conciencia que tiene adormecida y esa necesariamente es la Educación.
Con la imposición de las Reforma Integral a la Educación Básica (2004 en preescolar, 2006 en secundaria y 2009 en primaria) y Reforma Integral a la Educación Media Superior (2008) en México se inicia con el trabajo por competencias, entendidas éstas como las habilidades, capacidades y destrezas que posee el individuo para enfrentarse al medio natural y social donde se desarrolla. Dichas competencias se basan en un fin único: aprender para la vida, y se sustentan en 4 pilares fundamentales: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir juntos y aprender a ser. Este modelo educativo es impulsado bajo los supuestos de ofrecer repuesta educativa de calidad ante la creciente fragmentación demográfica y la diversidad presente en el país, intensificar el combate al rezago educativo, elevar la calidad de la educación y el logro escolar con principios de equidad y, articular curricularmente la educación básica.
Para ello, se hacen modificaciones constitucionales a nuestra Carta Magna y se crea un marco legal que le dé sustento; modificando el artículo 3º al incluir aspectos como el ingreso al servicio docente y la permanencia en éste, bajo concursos de oposición que garanticen una aparente idoneidad de los conocimientos y capacidades de los docentes, así mismo se habla de la creación de un Sistema Nacional de Evaluación Educativa, coordinada a cargo del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. También se modifica el artículo 31º asignándole un carácter de obligatoriedad y gratuidad al nivel medio superior; y de igual manera de reformula el artículo 73º al darle la facultad al Congreso para establecer el Servicio Profesional Docente.
A la par de las modificaciones constitucionales se firman la nueva Ley General de Educación, Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, la Ley General del Servicio Profesional Docente y una serie de acuerdos para impulsar dichas reformas.
Lo contradictorio del asunto es que todos estos cambios que se efectuaron en nuestro país, carecen de un diagnóstico de la realidad mexicana y no son más que el copiar modelos educativos que han resultado exitosos en otros países en los que su composición, infraestructura, política, economía, medios de comunicación, servicios y sociedad en general distan mucho del nuestro. La falta de este diagnóstico para detectar y/o reconocer las necesidades propias de nuestro país, el hecho de no contemplar la multiculturalidad existente, la diversidad de formas de pensamiento, la violación de derechos a los trabajadores de la educación y la economía en crisis que impera en nuestro territorio son aspectos que truncan la puesta en práctica de este modelo educativo en todo el territorio nacional y crean movimientos de resistencia en contra de estas imposiciones del Estado.
Debemos estar convencidos que durante siglos la educación ha sido la piedra angular y el soporte principal de nuestra superación personal, sin embargo, vivimos tiempos de gran dificultad donde el quehacer y la práctica profesional docente deben cambiar, un cambio que le brinde grandes beneficios a nuestra sociedad. Pero que este cambio debe surgir a partir de las propuestas que nosotros como docentes planteemos, ya que somos los conocedores de la realidad en la que nos desempeñamos día a día y que los funcionarios de escritorio han olvidado si es que alguna vez la conocieron.
Ante esta situación, nosotros como docentes, tenemos un gran desafío por enfrentar y para ello debemos, primeramente, fortalecer nuestras bases a través de una educación integral basada en los principios y valores humanos que le den sustento a nuestra sociedad. Debemos preocuparnos por ser el ingrediente principal que le dé sentido a todo lo que realizamos, pensemos algo nuevo, descubramos lo desconocido y ayudemos a las comunidades donde laboramos a mejorar la situación en que viven. Para poder decir que ser docentes es tener ideales y luchar hasta lograrlos, es soñar en el futuro por el que se trabaja y en el presente es tener algo que hacer, algo que crear.