miércoles, 5 de septiembre de 2018

Algún relato del origen



Cuentan los abuelos  que antes de que Gabriel Zamora fuera municipio, venían personas de lejos, quizá de la sierra, hacían inscripciones curiosas hoy lo llaman las pintadas, todavía cuando los papás salen a las labores del campo encuentran pequeñas figuritas de barro medias quebradas y rotas,  dichas figuritas nos hablan de una civilización perdida.
        Después se fundó una hacienda llamada las pilas en lo que ahora se conoce como Lombardía y cerca de Santa Casilda la hacienda la zanja. Parece que los dueños eran clérigos muy probablemente monjes agustinos, ahí la producción agrícola no era muy fructífera porque no había suficiente agua,  lo que sostenía la hacienda era la producción de ganado y después la producción de añil que fue desplazado por el colorante sintético que produjo Alemania.
         Dante Cusi compro la hacienda la zanja y sus alrededores, antes de que este singular personaje que marcó un antes y un después en la historia vivían cinco familias junto a los ríos entre ellas: los Rivera, los Santacruz, los Arcila, los Villanueva que sostenían a su familia de la crianza de ganado y los cultivos en menor cantidad.

        Cuando llegaron los Cusi a estas tierras empezaron a modificar de forma irreversible el paisaje, ocupaban mano de obra por lo que cuentan que trajeron reos de la cárcel de Morelia que posteriormente se asentaron de forma definitiva en dicho lugar. Introdujeron un sistema de riego poco común para la época por medio de canales y sifones, también trajeron trenes para acortar la distancia y poder reducir el tiempo de recorrido de los productos del campo como el arroz, lograron convertir la hacienda Lombardía y Nueva Italia en una de las más prosperas en toda Latinoamérica. En consecuencia de tan buenos resultados y la prosperidad alcanzada empezaron a llegar trabajadores de pueblos vecinos. Eso es Lombardía la unión de personas distintas; presos, Italianos, españoles, vecinos, etc. de distintas creencias y formas de comportamiento, unidas por la idea de progreso que solamente la tierra puede dar, porque de ahí emerge la vida. Al contar esta historia que cada día se hunde en el mar de los recuerdos para las nuevas generaciones, a los abuelos les brillan los ojos y quizá se chispa alguna lagrima; padres, abuelos y bisabuelos, señores respetables que poco a poco desaparecen de la memoria, de los recuerdos, del pensamiento.

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