martes, 4 de septiembre de 2018

Oralidad y la construcción de microhistorias






Oralidad ha fungido un papel protagónico en la historia de la humanidad, a partir de la mitología le otorgamos sentido al mundo, y a través de las leyendas un sistema de normas. En Grecia Arcaica la epopeya puramente de tradición oral contaba las grandes hazañas de Aquiles el gran guerrero o la vida campesina contada por Hesíodo. En el esplendor griego la oralidad tomo la forma de mayéutica para Sócrates quien buscaba parir ideas siempre en interminables diálogos,  dichos diálogos son rescatados por  Platón discípulo Sócrates para develar un mundo ideal que se nos fue negado y al que podríamos acceder mediante el conocimiento y la razón, la retórica como una forma de embellecer al lenguaje para obtener ciertos grados de verdad aparentes como lo hacían los sofistas. Y Si llegamos al medievo la oralidad sigue teniendo protagonismo, mientras que la escritura estaba dada a los clérigos o intelectuales, la tradición oral  le pertenecía al vulgo y aun así desde los monasterios se reivindica la tradición oral con el mester de clerecía.
             En la actualidad parece que la importancia que se le da a la tradición oral se traspapela con la escritura, académicamente no tiene ninguna validez lo dicho. El rigor académico se mide en los artículos publicados en revistas especializadas y de esta forma se sube el peldaño del investigador de x o y nivel, siempre atendiendo a lo escrito, pero no a lo dicho. La historia oral  queda vagabunda configurando pequeños sentidos y microhistorias dentro del marco de la gran historia universal. Estas historias se transmiten de generación en generación; de padres hijos y de hijos a nietos perdurando en el espacio-tiempo de quien la recrea, estas historias orales se vuelven anacrónicas pertenecen a un pasado remoto del que nadie recuerda pero  vivas, tan vivas como el corazón que late y se agita al enunciarlas. Si y es cada persona le da vida y no permite que mueran o que caigan en el olvido.
Ahora bien,  Sócrates desdeñaba la escritura porque era una forma de volver perezoso al intelecto, la memorización se hace innecesaria, pues por medio de la escritura podíamos volver a las temáticas tantas veces como se necesitara. Al hablar nos apropiamos de las palabras, la dicción, elocuencia, la argumentación y coherencia que forma a las personas. Después Platón paradójicamente rescata a Sócrates del  olvido inminente, al escribir los diálogos donde este personaje toma el protagónico y rescata  largas pláticas que conforman el pensar de la sociedad. 
         Evidentemente la emisión de palabras a través de sonidos es efímera, en ese sentido la escritura juega un papel fundamental, hacen una pareja indisoluble. Pues la escritura captura lo dicho, en la actualidad no es la única forma, pues a través de la tecnología podemos volver a  lo dicho.  Sin embargo es importante volver a la memoria a través del uso y la expresión que solo la oralidad nos puede brindar. Siguiendo con lo anterior es la labor de este trabajo rescatar a manera de antología algunos mitos y leyendas de la región de la tierra caliente de Michoacán para entender un poco su visión del mundo y el sentir cotidiano.


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