Oralidad
ha fungido un papel protagónico en la historia de la humanidad, a partir de la mitología
le otorgamos sentido al mundo, y a través de las leyendas un sistema de normas.
En Grecia Arcaica la epopeya puramente de tradición oral contaba las grandes hazañas
de Aquiles el gran guerrero o la vida campesina contada por Hesíodo. En el
esplendor griego la oralidad tomo la forma de mayéutica para Sócrates quien
buscaba parir ideas siempre en interminables diálogos, dichos diálogos son rescatados por Platón discípulo Sócrates para develar un
mundo ideal que se nos fue negado y al que podríamos acceder mediante el
conocimiento y la razón, la retórica como una forma de embellecer al lenguaje
para obtener ciertos grados de verdad aparentes como lo hacían los sofistas. Y
Si llegamos al medievo la oralidad sigue teniendo protagonismo, mientras que la
escritura estaba dada a los clérigos o intelectuales, la tradición oral le pertenecía al vulgo y aun así desde los
monasterios se reivindica la tradición oral con el mester de clerecía.
En la actualidad parece que la importancia
que se le da a la tradición oral se traspapela con la escritura, académicamente
no tiene ninguna validez lo dicho. El rigor académico se mide en los artículos
publicados en revistas especializadas y de esta forma se sube el peldaño del
investigador de x o y nivel, siempre atendiendo a lo escrito, pero no a lo
dicho. La historia oral queda vagabunda
configurando pequeños sentidos y microhistorias dentro del marco de la gran
historia universal. Estas historias se transmiten de generación en generación;
de padres hijos y de hijos a nietos perdurando en el espacio-tiempo de quien la
recrea, estas historias orales se vuelven anacrónicas pertenecen a un pasado
remoto del que nadie recuerda pero vivas, tan vivas como el corazón que late y se
agita al enunciarlas. Si y es cada persona le da vida y no permite que mueran o
que caigan en el olvido.
Ahora
bien, Sócrates desdeñaba la escritura
porque era una forma de volver perezoso al intelecto, la memorización se hace
innecesaria, pues por medio de la escritura podíamos volver a las temáticas
tantas veces como se necesitara. Al hablar nos apropiamos de las palabras, la
dicción, elocuencia, la argumentación y coherencia que forma a las personas.
Después Platón paradójicamente rescata a Sócrates del olvido inminente, al escribir los diálogos
donde este personaje toma el protagónico y rescata largas pláticas que conforman el pensar de la
sociedad.
Evidentemente la emisión de palabras a
través de sonidos es efímera, en ese sentido la escritura juega un papel
fundamental, hacen una pareja indisoluble. Pues la escritura captura lo dicho,
en la actualidad no es la única forma, pues a través de la tecnología podemos
volver a lo dicho. Sin embargo es importante volver a la memoria
a través del uso y la expresión que solo la oralidad nos puede brindar. Siguiendo
con lo anterior es la labor de este trabajo rescatar a manera de antología algunos
mitos y leyendas de la región de la tierra caliente de Michoacán para entender
un poco su visión del mundo y el sentir cotidiano.
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