La lectura de obras literarias despierta nuestra sensibilidad e imaginación y constituye una excelente fuente de solaz. Pero además de ser un sano entretenimiento, es una buenísima inversión de tiempo, porque aporta conocimientos y valores. Por un lado, la literatura es arte, porque busca el goce estético, y por otro, cultura, porque ofrece un abanico de posibilidades para conocer el mundo.
La literatura como arte
Si por arte entendemos el trabajo realizado con maestría que produce goce estético, la literatura es indudablemente una obra artística, porque con su ingenio el escritor es capaz de producir sensaciones extraordinarias en el lector y satisfacer su deseo de belleza. Además, crea una reacción desinteresada, característica propia de las artes, porque los lectores no buscan una recompensa material, sino agradar al espíritu.
Pero ¿qué es belleza?
Lo bello en una obra artística no consiste en recrear cosas hermosas, sino en hermosas recreaciones de las cosas. La belleza literaria, asimismo, consiste en su capacidad de causar una reacción espiritual y una profunda impresión en el lector.
La literatura como cultura
La literatura ofrece al lector una enorme cantidad de informaciones. Las grandes creaciones literarias presentan interpretaciones de la realidad, ponen en tela de juicio creencias comúnmente aceptadas y reflejan otras formas de vida distintas a las que conocemos. Todo esto le permite al lector acceder a diferentes formas de contemplar el mundo.
Como cultura, la literatura comprende dos modos de transmitir la información: uno pasivo y otro directo. En el primer caso, la información está depositada en las obras en forma implícita, es decir, indirecta, de manera sutil, y requiere la interpretación del lector. En el segundo, los conocimientos están expuestos en forma directa y hay mayor contacto con el escrito y el lector.
Elaborado por:
Francisco Vargas Crisóstomo
Lic. Educación Media Superior Intercultural
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