jueves, 24 de enero de 2019

Amado Nervo y su aportación a la Novela


Amado Nervo
            Este libro, Místicas, presenta una unidad temática: la religiosidad y es el que le ha valido al autor que la crítica le adjudicara el apelativo de poeta místico. El título del libro, su tema y el hecho de que el poeta estuviera durante algún tiempo en el Seminario de Zamora han   sido y sigue siendo un condicionante a la hora de valorar la poesía de Amado Nervo. Es cierto que hay en algunos poemas recuerdos de lo que fue la vida del autor en el Seminario pero también se apuntan, en otros, ciertos rasgos de sensualismo que llegarán hasta el erotismo en poemas como Lubricidades triste  y El prisma roto, pertenecientes ambos a Poemas (en el segundo hay una clara influencia de El Cantar de tos Cantares).

            Es a partir de la publicación de estos Poemas en 1901, cuando poco a poco comienza Nervo a dejar sus influencias juveniles y a evolucionar hacia la madurez. En París, donde reside durante algún tiempo, conoce a Rubén Darío y a los escritores parnasianos de quienes aprenderá una técnica algo más objetiva de la que hasta entonces había ensayado (simbolismo).

Aportaciones a la novela
            El donador de almas, publicado en 1899: un doctor recibe de un buen amigo el regalo de un alma: un alma bella, de mujer. Luego, el cuerpo del doctor, en el que conviven las dos almas fundidas, la suya y la de Alda, que le fue donada, se convierte en símbolo y centro de muchas dualidades: lo masculino y lo femenino, el espíritu y lo material, la razón y el sentimiento, la frescura y la decadencia del mundo, el alma y lo terrenal: Sintió el doctor entre sus labios como la sombra de frescura, tenue y casta, de un beso de adiós; el fantasma de un beso.



            Mencía, publicada en 1907, llamada originalmente Un sueño, título que el mismo autor antepuso al que había ideado en principio, Segismundo o la vida es sueño, para evitar “la inmensa sombra de Calderón”. Los protagonistas son un orfebre y un rey, cuyas vidas están separadas apenas, como por hebras de nube: uno de los dos está soñando al otro. La felicidad sencilla y la soledad se entrelazan, conviven y luego se encaran entre los vapores del sueño: Los hombres volaban, Mencía, y eran mucho más libres… pero no felices.

            El diamante de la inquietud, de 1917, cuenta la historia de una pareja que debe separarse. Ella, viuda a los veinticinco años, juró a su marido entrar a un convento antes de cumplir treinta y esperar ahí hasta que la muerte los reúna. Ahora, el amante, siente cernirse sobre sí la inminencia de verla partir. La promesa podría ignorarse, de no ser porque el fantasma del marido se presenta para rondar, acosar, envolver, su relación; un fantasma que es al mismo tiempo la sombra omnipresente aunque invisible de los celos, celos del antiguo marido, celos del nuevo amante: ¿Tú sabes lo que son los celos? Pues muy fácil, desconfías hasta de la sombra de tu sombra.

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