viernes, 25 de enero de 2019

MARCAS SEMÁNTICAS Y EL SEMEMA



2.9.1 Marcas denotativas y connotativas

Umberto Eco


La pregunta fundamental ¿Qué es un significado de un significante?  Que equivale a preguntarse por el contenido de una función semiótica. El significado aparece como una unidad semántica en un espacio preciso dentro de una de un sistema semántico. Pero se corre el riesgo de confundir el significado del significante en este caso perro, es el semema perro en oposición a otros. Eco regresa al principio de oposición y posición  propuesto por Jackson y Hallle se preguntaban porque hay que considerar un fonema respecto a otro como: gato y perro, pues la definición entraba en crisis para transformarse en rasgos distintivos.  Por lo tanto los mismos hilos internos de rasgos elementales son los que regulan la diferencia entre sememas, así se origina el significado pues el significante transmite una posición en un campo semántico determinado. En lo que respecta al significante se sucede lo contrario y se puede referir a dos posturas:
(i)            una red de posiciones dentro del mismo campo semántico.
(ii)          Una red de posiciones dentro de otros campos.
Dichas posiciones del significante constituyen marcas semánticas del semema que se dividen en dos: las DENOTATIVAS y las CONNOTATIVAS. Las primeras constituyen la unidad cultural a la que corresponde el significante y forma la base de las connotaciones, se puede definir como una de las posiciones dentro del campo semántico con las que un código hace corresponder un significante, ahora bien estas últimas corresponde la constitución de una o más unidades culturales expresadas por la función semiótica y se pueden definir como una posición dentro del campo semántico con la que el código hace corresponder un significante con mediación de una denotativa con la que se establece una correspondencia entre la unción semiótica y una nueva y una nueva entidad semántica. Parece que la diferencia entre ambas marcas semánticas es la denotación es la base de la connotación, sin embargo no quiere decir que las primeras sean diferentes porque son estables, pueden ser efímeras como el código que las establece.
     Así como ejemplo tenemos el semema perro que se opone a gato, entra en crisis para volverse a los rasgos distintivos de perro en este caso, constituyendo su definición por oposición, su significante en sus dos acepciones lleva a marcas semánticas, (i) Denota que es un mamífero (ii) connota entidades semánticas como fidelidad o amistad.
     Para Eco dicha distinción resulta insatisfactoria desde la teoría de los códigos como de la  teoría de producción de signos por la ambigüedad que hay entre dichas marcas. Nuestro autor da una alternativa para esclarecer las marcas semánticas que desde la teoría de los códigos resulta insuficiente y pasa a la teoría de la producción de signos e introduce el concepto de referente a las definiciones. Pero surge otro problema, la definición las denotaciones de significantes que no tienen referente, así nuestro autor dice que es preciso mantenernos alejados de mediaciones previas en lo que se refiere a denotación, la vía de salida puede ser un principio de redundancia, es denotativa la marca a la que el significante va referido sin mediación precedente y que la segunda marca se vuelve necesaria dicha mediación. La denotación (contenido de la expresión) y connotación (contenido de la función semiótica) son entendidas como una propiedad semántica (no objetos) y son categorías de una teoría de los códigos.
2.9.2 Denotación de nombres propios y entidades puramente sintácticas
Nuestro autor impugna la idea de que los nombres propios no contengan las marcas semánticas (connotación, denotación), esto antes de proponer una teoría componencial de los sememas.
          Para una teoría de los códigos basta que una expresión este en correlación con un contenido analizable en unidades semánticas elementales para que exista la posibilidad de denotación y su consecuencia. La solución a los nombres propios descansa en la aparición del concepto de semema como enciclopedia, es decir, el semema asigna a una unidad cultural que se ejemplifica en los personajes históricos, pero también el los datos del INEGI, porque hace referencia a una unidad cultural situada en un campo semántico preciso y compartido por las culturas. Tanto personajes históricos como nombres propios pueden denotar muchos individuos, estamos simplemente en casos de homonimia, Pues Juan pude ser x persona o un elefante. En el universo de nombres propios abunda la homonimia  por ello las culturas cran reglas de redundancia y eligen nombres que reducen el riesgo de similitudes., aun los sincategoremas están expuestos a la homonimia con los distintos idiomas y una posible solución es el contexto y en que se dicen y las cuestiones circunstanciales.
        Por ultimo aborda los sistemas semióticos puramente sintácticos donde la semántica parece ausente, el ejemplo de Eco es la música que entra nuevamente en el juego de oposición pues se reconoce una nota en oposición a otra. Eco afirma que la prueba de la existencia del signo radica en que se le pueda asignar un contenido a la expresión y no de que exista o no conformidad entre los dos rechazando la teoría de Hjelsmlev aparentes sistemas monoplanarios, el ejemplo: es el ajedrez que aunque el movimiento en este caso la reina negra y alfil blando denota para sí mismo connota una serie de posibles movimientos lo que a convierte en biplanaria, con lo  que tenemos una función semiótica. En ese mismo sentido la música se presenta como sistema semiótico al denotar ondas sonoras abre la puerta a diferentes interpretantes, quedando como una función biplanaria.

Eco, Umberto. (2000). Tratado de semiótica general. [Manzano,C.Trad.], (5ª. Ed.). Barcelona: Lumen.


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