lunes, 21 de enero de 2019

Revueltas: la narrativa como un espejo del mundo propio



El escritor duranguense toma lo cotidiano, el vivir diario de la gente convirtiéndolo en historia de una forma cruda, definitivamente no atiende a los estándares estéticos consensuados dentro de las bellas artes en su concepción clásica como: lo bello, sublime, etc. Se acerca a los interlocutores por la vía de lo grotesco, la expresión de la condición humana provoca desagrado en los lectores pero es parte del movimiento dialectico que nuestro autor busca para desembocar en la conciencia de quien lo lee. 
         A través de la narrativa nuestro autor explora lo humano, marca el paso por el lado de los sublime para llegar a los sentimientos humanos, en una estética ya no de las bellas formas sino una estética de lo grotesco u ominoso: la exaltación  de la condición humana que tiene su correlato en un movimiento dialectico, es decir, en constantes choques que se traducen en el  pasó: de una tesis a una antítesis a lo largo de los textos narrativos, desde esta  perspectiva la síntesis es dada por el interlocutor cuando se produce un impacto ante lo ominoso presentado por Revueltas. Dicha síntesis tiene como objetivo revolucionar  la conciencia enfrentando con la existencia y su condición.
           Revueltas exalta  lo terrenal, se muestra en un marco del diario acontecer porque permite la articulación y ruptura de las relaciones en un juego intersubjetivo.  Enfrenta directamente con el entramado de: tristezas, angustias, alegrías, iras, entusiasmo, ternura, etc.  Que convoca a lo que hemos sido, estamos siendo y podemos ser, en toda esa gama compleja y contradictoria  de experiencias, de contradicción y distanciamiento, de presencias y ausencias, de sensibilidad e insensibilidad (tesis doctoral).
(…) Podemos afirmar que el ejercicio revoltiano formula un sentido de lo cultural que implica una actitud humana para: preservar y preservarse, para crear y recrearse, para innovar y reactivar lo dado bajo nuevas perspectivas. La cultura ahí a modo de espacio que aloja al conocimiento, el arte, a la filosofía, a la ciencia, y a la técnica, pero también a manifestaciones del diario acontecer.[1]
            Si bien los textos de nuestro autor denuncia las formas de enajenación apelando a un concientizar mediante la narrativa,  que consiste en dar un vistazo a nuestra condición humana por vía de lo siniestro como boom dialectico; para renovarnos y jugar un poco con la existencia dejando a un lado las cadenas invisibles que nos sumergen en lo terrenal, en lo miserable. Nuestro autor siempre opta por verosimilitudes de  los textos literarios,  poco a poco se vuelven un espejo del mundo de los interlocutores,  al reflejar su realidad y abrir pasó a la conciencia dormida o poco explorada.
       […] Nuestro escritor forma una vía al cuestionar el panorama de la vida común, hace volver la mirada sobre su lado oscuro o ese lado que omitimos y no aceptamos, la cara que aloja lo impensable, lo escamoteado por las lecturas parciales a propósito de su condición, situándonos ante lo marginal de la cultura misma (…)  Tiene razón Revueltas cuando postula que la cultura es tensión, es fuerza que dispone lo humano en la apuesta por  el esfuerzo dirigido al cultivo y cuidado de la conciencia y, de sus traducciones prácticas,  también asunción de la condición temporal que le asiste, ese entenderse y saberse inacabado fatalmente inconcluso en los límites de la existencia […] [2]
      Los textos de revueltas tienen como  guía privilegiada  una estética materialista,  en el contenido toca al existencialismo de Sartre y Heidegger, porque a través de  la narrativa nos enfrenta con nuestra condición humana en un espejo reflejo, pero también nos abre espacio para tomar conciencia llevándonos a un nivel ontológico y poniendo en evidencia el ser como pura posibilidad.



[1] Tesis doctoral sobre Revueltas, 78pp.
[2] Tesis doctoral, 87pp.

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