El escritor duranguense toma lo
cotidiano, el vivir diario de la gente convirtiéndolo en historia de una forma
cruda, definitivamente no atiende a los estándares estéticos consensuados
dentro de las bellas artes en su concepción clásica como: lo bello, sublime,
etc. Se acerca a los interlocutores por la vía de lo grotesco, la expresión de
la condición humana provoca desagrado en los lectores pero es parte del
movimiento dialectico que nuestro autor busca para desembocar en la conciencia
de quien lo lee.
A través de la narrativa nuestro autor
explora lo humano, marca el paso por el lado de los sublime para llegar a los
sentimientos humanos, en una estética ya no de las bellas formas sino una
estética de lo grotesco u ominoso: la exaltación de la condición humana que tiene su correlato
en un movimiento dialectico, es decir, en constantes choques que se traducen en
el pasó: de una tesis a una antítesis a
lo largo de los textos narrativos, desde esta
perspectiva la síntesis es dada por el interlocutor cuando se produce un
impacto ante lo ominoso presentado por Revueltas. Dicha síntesis tiene como
objetivo revolucionar la conciencia
enfrentando con la existencia y su condición.
Revueltas exalta lo terrenal, se muestra en un marco del
diario acontecer porque permite la articulación y ruptura de las relaciones en
un juego intersubjetivo. Enfrenta
directamente con el entramado de: tristezas, angustias, alegrías, iras, entusiasmo,
ternura, etc. Que convoca a lo que hemos
sido, estamos siendo y podemos ser, en toda esa gama compleja y
contradictoria de experiencias, de
contradicción y distanciamiento, de presencias y ausencias, de sensibilidad e
insensibilidad (tesis doctoral).
(…)
Podemos afirmar que el ejercicio revoltiano formula un sentido de lo cultural
que implica una actitud humana para: preservar y preservarse, para crear y
recrearse, para innovar y reactivar lo dado bajo nuevas perspectivas. La
cultura ahí a modo de espacio que aloja al conocimiento, el arte, a la
filosofía, a la ciencia, y a la técnica, pero también a manifestaciones del
diario acontecer.[1]
Si bien los textos de nuestro autor
denuncia las formas de enajenación apelando a un concientizar mediante la
narrativa, que consiste en dar un
vistazo a nuestra condición humana por vía de lo siniestro como boom
dialectico; para renovarnos y jugar un poco con la existencia dejando a un lado
las cadenas invisibles que nos sumergen en lo terrenal, en lo miserable.
Nuestro autor siempre opta por verosimilitudes de los textos literarios, poco a poco se vuelven un espejo del mundo de
los interlocutores, al reflejar su
realidad y abrir pasó a la conciencia dormida o poco explorada.
[…] Nuestro escritor forma una vía al
cuestionar el panorama de la vida común, hace volver la mirada sobre su lado
oscuro o ese lado que omitimos y no aceptamos, la cara que aloja lo impensable,
lo escamoteado por las lecturas parciales a propósito de su condición,
situándonos ante lo marginal de la cultura misma (…) Tiene razón Revueltas cuando postula que la
cultura es tensión, es fuerza que dispone lo humano en la apuesta por el esfuerzo dirigido al cultivo y cuidado de
la conciencia y, de sus traducciones prácticas,
también asunción de la condición temporal que le asiste, ese entenderse
y saberse inacabado fatalmente inconcluso en los límites de la existencia […] [2]
Los textos de revueltas tienen como guía privilegiada una estética materialista, en el contenido toca al existencialismo de
Sartre y Heidegger, porque a través de
la narrativa nos enfrenta con nuestra condición humana en un espejo
reflejo, pero también nos abre espacio para tomar conciencia llevándonos a un
nivel ontológico y poniendo en evidencia el ser como pura posibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario