A finales del siglo XVIII y durante el siguiente siglo
emerge el romanticismo y adquiere plenitud en Europa. Su desarrollo está vinculado a los
movimientos nacionalistas europeos, producto de las ocupaciones napoleónicas en varios países, provocando un sentimiento de valoración de
sus raíces; históricas, culturales y lingüísticas. Algunos ejemplos son: la
independencia de Grecia y Bélgica y la unificación de Alemania e Italia.
Otro
acontecimiento que determina esta corriente estética es el surgimiento de la
postura filosófica denominada idealismo. En ella se desborda los cauces del
racionalismo del siglo XVIII, poniendo especial énfasis en la vida del
espíritu, este enfoque supone la exaltación del “yo”, definido como una
conciencia que rechaza sus límites y
queda con ansia de infinito. El Romanticismo deja de ser una mera
corriente literaria para convertirse en una postura frente a la vida.
Este
movimiento presenta una dualidad por un lado expresa una profunda repulsión a
los valores impuestos por el triunfo de la burguesía; por otro lado el prototipo del romanticismo figura siempre
como un hombre disconforme, perdido y angustiado en una sociedad que no lo satisface. En el
terreno estético rechazan las formas neoclásicas, el arista romántico deja de
interesarse por reglas y cánones para buscar: el dinamismo, intensidad
expresiva, la fuerza sentimental lo irracional y misterioso, donde el “yo”
creador reclama total libertad.
La postura
romántica apunta hacia dos direcciones: unos sueñan con un retorno al pasado en
defensa de los valores aristocráticos, propugnando una restauración de valores
ideológicos, patrióticos, religiosos combatidos por el racionalismo; mientras
que la siguiente dirección apunta a los que radicalizan las ideas ilustradas,
exaltando la libertad individual, los derechos humanos y el progreso que parece
un misticismo revolucionario.
Ahora
bien el romanticismo alimento el espíritu revolucionario y sed de independencia
de las colonias americanas dominadas por países europeos. En México José
Joaquín Fernández de Lizardi fue el precursor de esta corriente durante el apogeo de los conflictos
emancipadores para romper todo lazo con
España. Sin embargo es durante el Porfiriato
cuando el Romanticismo se impone definitivamente, siguiendo dos tendencias: la
culta y la costumbrista. Es menester de
este trabajo seguir los primeros pasos del romanticismo en México a través de Noches
tristes y día alegre de Fernández de Lizardi.
José
Joaquín Fernández de Lizardi nace en México en 1776 y muere a causa de
Tuberculosos en 1827. En 1812 Fernández de Lizardi fundó el periódico más
importante en la época de independencia “El pensador Mexicano”, fue un personaje
de ideas independentistas, también fue amigo de doña Josefa Ortiz de Domínguez
lo que arroja luz sobre su pensamiento. Se considera que luchó en la Guerra de
Independencia. Fue un mordaz crítico del gobierno virreinal.
Algunas de las
obras más importantes fueron:
Ø El periquillo sarniento (1816).
Ø La Quijotita y su prima (1818).
Ø Noches tristes y día alegre (Autobiografía, 1818).
Ø Vida y hechos del famoso caballero Don Catrín de la
Fachenda (1832).
Ø El triste de Altamirano (1822).
Es importante señalar los acontecimientos
históricos que marcaron la vida de nuestro autor y dio paso al tipo de
escritura. Aun vivió en la época virreinal y las primeras etapas del México
independiente, desde la constitución del primer imperio hasta la redacción de
la primera constitución. En consecuencia Fernández de Lizardi se encuentra en
una etapa de transición que enmarco su pensamiento y su escritura.
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