viernes, 25 de enero de 2019

LIT. MEXICANA: LUIS G. INCLÁN


LUIS G. INCLÁN

(Ciudad de México, 1816-1875)
Conocido principalmente por ser el autor del libro de largo título y subtítulo Astucia, El jefe de los hermanos de la hoja o Los charros contrabandistas de la rama. Novela histórica de costumbres mexicanas con episodios originales, Inclán fue un escritor de múltiples talentos. No sólo está considerado como el autor más representativo de la literatura de charrería, el creador de una de las mejores novelas de aventuras que se han publicado en español, hombre muy versado en los asuntos del campo y aceptable poeta, también fue uno de los editores más importantes del México del siglo XIX.
Propietario de una imprenta, Inclán se encargó de la séptima edición de El Periquillo Sarniento de José Joaquín Fernández de Lizardi, publicó El jarabe, de Niceto Zamacois, en 1860 y el Diario de un testigo de la Guerra de África, de Pedro Antonio de Alarcón. Y por si no fuera suficiente dio a conocer otras obras suyas, como Reglas con que un colegial puede colear y lazar y Recuerdos de Chamberín, un homenaje a la memoria de su caballo.
Con el Segundo Imperio las cosas cambiaron y le fue mucho mejor: en 1865 bajo la anuencia burocrática del Ministro de Gobernación de Su Majestad el emperador Maximiliano se publicó el primer tomo de Astucia. Y el éxito fue tan grande que un año después sacó a la luz el segundo volumen, ambos tomos ilustrados con litografías e impresos del mismo taller de Inclán. Considerada por los conocedores como una de las obras cumbres de las letras mexicanas, Astucia consagró para la posteridad las aventuras de Lencho y su banda: Pepe El Diablo, El Tapatío, Tacho Reniego, Chepe Botas y El Charro Acambareño; que, a su vez, narraron las costumbres de los charros y las noticias del México de aquellos tiempos.
Luis Gonzaga Inclán falleció en la Ciudad de México en 1875, dejando sin publicar las siguientes obras: “Los tres Pepes”, “Pepita la planchadora”, “Don Pascasio Romero” y “Regalo delicioso para el que fuere asqueroso”, textos que, según su biógrafo Núñez y Domínguez, se perdieron en un incendio en su imprenta.

“ASTUCIA”
(Fragmento)
"El baile duró hasta después de las doce, los vecinos principales de la villa, se empeñaron en prolongar la fiesta, disponiendo escotarse los gastos, y hacer al otro día que era sábado, pelea de gallos en la mañana, otra corrida en la tarde con distinto ganado, y en la noche una función de circo y maroma en la misma plaza para que todo el público disfrutara, aprovechando la casualidad de estar allí unos cirqueros que por una corta cantidad, desde luego admitieron. También por su parte los Hermanos quisieron hacer algo por sí solos, y se arregló que el domingo se repitieran la pelea de gallos, la corrida de toros comenzara más temprano amenizándola con jaripeo, figurones en burros, y un toro mocho para el soberano pueblo; de allí seguiría una sencilla merienda, o propiamente refresco, y después una comedia que escogieron del repertorio de los cirqueros que llevaban lo necesario para su desempeño, y fueron profusamente gratificados, estando la puerta franca para todos los espectadores que no tuvieron más que mandar sus sillas, los que las tenían, algunos sentarse en el suelo, y otros parados divertirse grandemente; en los dos días más de toros, tampoco hubo..”


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