FERNANDO
CALDERÓN
(Guadalajara,
1809 - Villa de Ojocaliente, 1845)
Dramaturgo
mexicano al que se considera uno de los primeros autores románticos de México.
Cultivó
la literatura desde muy joven: a los quince años escribió sus primeros poemas y
a los dieciocho estrenó su primer drama. Abogado de profesión, sus ideas
liberales lo llevaron a combatir en la batalla de Guadalupe contra Santa Anna,
a quien apostrofa en uno de sus poemas; desempeñó en Zacatecas, posteriormente,
diversos cargos políticos.
De su
producción teatral se conservan dos dramas caballerescos, El torneo (1839) y
Herman o la vuelta del cruzado (1842); un drama histórico, Ana Bolena (1842); y
una comedia, A ninguna de las tres (estrenada probablemente en 1841 o 1842).
Fernando Calderón conoció y estudió a los dramaturgos románticos españoles,
sobre todo a Antonio García Gutiérrez, y se adentró en la lectura del teatro
romántico francés; como buen romántico, buscó para su teatro asuntos
extraordinarios y aureolados por el prestigio de la leyenda o de la historia.
Así,
en el drama histórico Ana Bolena, en El torneo y en Herman (el más
acentuadamente romántico de sus dramas caballerescos), Fernando Calderón
abandonó el marco habitual del teatro mexicano, no sólo porque sus lecturas y
preferencias lo llevaban a otros países y a otros tiempos, sino porque la
situación política le impedía tratar en serio temas actuales. Cediendo al
empuje de las inclinaciones del público y de las compañías dramáticas españolas
que recorrían América, formadas dentro del medievalizante romanticismo europeo,
prefirió refugiarse en el pasado, que le permitía manifestar sin trabas
sentimientos elevados que no cabían en el presente: la evasión temporal y
geográfica es una constante entre los escritores románticos.
APORTACION A LA LITERATURA
Entre las obras de Calderón, A
ninguna de las tres es la más interesante. Esta pieza de asunto y ambiente
mexicanos, réplica de la comedia de Manuel Bretón de los Herreros Marcela, o
¿cuál de las tres?, es una comedia de caracteres en la que se critica la
educación hogareña mal conducida, lo provinciano y las modas importadas. La
crítica se dirige sobre todo contra el afrancesamiento, el sentimentalismo
desmesurado y la frivolidad y falsa erudición femenina, defectos que
respectivamente encarnan Leonor, María y Clara, las tres muchachas a las que
corteja don Juan y con las que decide no casarse.
Como Fernández de Lizardi,
quien en La Quijotita y su prima pinta los errores que en su tiempo cometen
algunos padres en la educación de las mujeres, Calderón expone los desaciertos
en que incurren los románticos al educar a sus hijas; se burla de una
melancolía que no pasa de ser una pose, de la vanidad carente de respaldo, de
la cultura prendida con alfileres y de la copia extralógica de las costumbres
extranjeras. Y al igual que Bretón de los Herreros, Calderón se muestra aquí
muchísimo más próximo al neoclasicismo de Moratín que al romanticismo imperante.
“A NINGUNA DE LAS TRES” (Fragmento)
DON TIMOTEO
Vaya, Serapia, estás hoy
muy elegante; ¡que bello!
¡qué rico vestido! ¡diablo!
Si no fuera por tu pelo
un poco blanco, y las rugas
de tus mejillas, apuesto
que ninguno te daría
más de treinta y cinco.
DOÑA SERAPIA
¿Cierto?
¿conque no parezco mal?
DON TIMOTEO
¿Cómo mal? Si poco menos
Estás hoy como aquel día
que nos casamos: me acuerdo
como si fuera hoy
DOÑA SERAPIA
Con todo,
treinta y dos años y medio
hace que pasó
DON TIMOTEO
Es verdad.
¡Qué pronto se pasa el tiempo!
DOÑA SERAPIA
¡Y qué tiempos!
DON TIMOTEO
Muy felices;
no se parecen a éstos:
¡ay! hija, por más que digan
los pisaverdes modernos,
aquello era mucho, ¡mucho!
¿Te acuerdas con qué salero
bailabas una “gavota”?
DOÑA SERAPIA
Y tú también, picaruelo,
aquel “minuet de la corte”
No hay comentarios:
Publicar un comentario