Ángel
de Campo
Nació en la Ciudad de México en 1868, muere
en 1908. Escritor mexicano. Estudiante de medicina, abandonó sus estudios en aras
de su vocación literaria y acabó siendo empleado de Hacienda. Costumbrista
singular, su realismo es impulsado por una intensa ternura que en muchos casos
lleva al narrador a verdaderos excesos sentimentales; sin embargo, su
sentimiento es siempre generoso, sin las profundidades ni la morbosidad
ocasional del naturalismo.
Derramó
por periódicos y revistas numerosos artículos humorísticos firmados con el
seudónimo Tick-Tack y produjo tres volúmenes de cuentos con el
seudónimo Micrós, a los que tituló Ocios y
apuntes (1890), Cosas vistas (1894) y Cartones (1897).
Publicó en El Nacional como folletín su novela corta La rumba.
Entre los novelistas mexicanos de su época,
es posiblemente el autor más limitado en cuanto a construcción y creación se
refiere, pero es también el más ponderado y generoso, y quizás el costumbrista
más estimable; su finura y su sentido artístico, pese a lo descuidado del
lenguaje, le permiten lograr efectos literarios de indudable belleza. Nadie le
superó en la expresión del detalle con exactitud, brillantez y colorido.
Carrera como escritor
De
esta forma, comenzó entonces la carrera de Ángel del Campo Valle como
escritor, forjándose en varios géneros literarios. Cabe la pena
entonces describir sus habilidades y talentos en cada uno de ellos. A
continuación, entonces un breve repaso en la cosecha y recorrido de este
escritor mexicano en cada uno de los estilos y mundos literarios que cultivó.
Como novelista
De
acuerdo a lo que han citado sus biógrafos, Ángel del Campo Valle ejerció el
oficio de escritor y narrador, bajo el seudónimo de Micrós. Se
destacó por un tremendo y refinado uso de la ironía, a través de la cual
buscaba exponer una crítica hacia el consumo burgués del arte. Así mismo, su
novela se desarrolló en el paisaje urbano, así como sus numerosos artículos.
Como narrador
Igualmente, incursionó
como cuentista, testimonio de ello los tres volúmenes de cuentos que compiló
durante su carrera, y que tituló en su momento como Ocios y apuntes, publicado
en 1890; Cosas vistas, editado en 1894; y Cartones, el cual salió a la luz en
el año 1897. En estas narraciones también se puede rastrear el gran sentido del
detalle y de la sensibilidad social para resaltar a los personajes marginados
de las urbes.
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