jueves, 24 de enero de 2019

Ángel de Campo y el cuento realista


Ángel de Campo
Nació en la Ciudad de México en 1868, muere en 1908. Escritor mexicano. Estudiante de medicina, abandonó sus estudios en aras de su vocación literaria y acabó siendo empleado de Hacienda. Costumbrista singular, su realismo es impulsado por una intensa ternura que en muchos casos lleva al narrador a verdaderos excesos sentimentales; sin embargo, su sentimiento es siempre generoso, sin las profundidades ni la morbosidad ocasional del naturalismo.

            Derramó por periódicos y revistas numerosos artículos humorísticos firmados con el seudónimo Tick-Tack y produjo tres volúmenes de cuentos con el seudónimo Micrós, a los que tituló Ocios y apuntes (1890), Cosas vistas (1894) y Cartones (1897). Publicó en El Nacional como folletín su novela corta La rumba.

Entre los novelistas mexicanos de su época, es posiblemente el autor más limitado en cuanto a construcción y creación se refiere, pero es también el más ponderado y generoso, y quizás el costumbrista más estimable; su finura y su sentido artístico, pese a lo descuidado del lenguaje, le permiten lograr efectos literarios de indudable belleza. Nadie le superó en la expresión del detalle con exactitud, brillantez y colorido.

Carrera como escritor
            De esta forma, comenzó entonces la carrera de Ángel del Campo Valle como escritor, forjándose en varios géneros literarios.  Cabe la pena entonces describir sus habilidades y talentos en cada uno de ellos. A continuación, entonces un breve repaso en la cosecha y recorrido de este escritor mexicano en cada uno de los estilos y mundos literarios que cultivó.

Como novelista
            De acuerdo a lo que han citado sus biógrafos, Ángel del Campo Valle ejerció el oficio de escritor y narrador, bajo el seudónimo de Micrós. Se destacó por un tremendo y refinado uso de la ironía, a través de la cual buscaba exponer una crítica hacia el consumo burgués del arte. Así mismo, su novela se desarrolló en el paisaje urbano, así como sus numerosos artículos.

Como narrador
            Igualmente, incursionó como cuentista, testimonio de ello los tres volúmenes de cuentos que compiló durante su carrera, y que tituló en su momento como Ocios y apuntes, publicado en 1890; Cosas vistas, editado en 1894; y Cartones, el cual salió a la luz en el año 1897. En estas narraciones también se puede rastrear el gran sentido del detalle y de la sensibilidad social para resaltar a los personajes marginados de las urbes.





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