viernes, 25 de enero de 2019

LIT. MEXICANA: MANUEL PAYNO


MANUEL PAYNO
(México, 1810 - San Ángel, Distrito Federal, 1894)
Escritor mexicano a quien se considera uno de los iniciadores de la novela costumbrista. Terminados sus estudios, Manuel Payno trabajó como meritorio en la aduana de su ciudad natal. Después pasó al Ministerio de Guerra con el grado de teniente coronel como jefe de sección. En 1842 se le nombró secretario de la Delegación Mexicana en Sudamérica e hizo su primer viaje a Francia e Inglaterra. Más tarde, el presidente Antonio López de Santa Anna lo envió a Nueva York y Filadelfia para estudiar el sistema penitenciario.

En 1847 combatió contra los norteamericanos y estableció el servicio secreto de correos entre México y Veracruz. Durante la administración de José Joaquín de Herrera se desempeñó como ministro de Hacienda (1850-1851) y durante el gobierno de Ignacio Comonfort fue secretario de esa misma cartera. Payno contribuyó al golpe de Estado de 1857, por lo que se le procesó y apartó de la política. Restaurada la República, fue elegido diputado varias veces. En 1882, con el gobierno de Manuel González, fue enviado a París; en 1886 fue nombrado cónsul de Santander y después cónsul general de España. Tras su regreso a México en 1892 ejerció brevemente como senador.

 APORTACION A LA LITERATURA
Aunque cultivó la poesía en su juventud y escribió para el teatro, la mayor aportación literaria de Manuel Payno está en el campo de la novela. Siguiendo los pasos de José Joaquín Fernández de Lizardi, cultivó la narrativa costumbrista, pero, a diferencia de aquél, no lo movió una intención moralizante; su literatura manifiesta más bien un deseo de entretener. Es, en este sentido, un autor folletinesco; sus libros están llenos de peripecias y lances increíbles, e incluso en algunos introdujo elementos fantásticos.
Con la novela folletinesca El fistol del diablo (1845-1846) inició en México la modalidad de la edición por entregas, e inauguró el cultivo de la novela romántica, a la que aproximó al realismo. Los bandidos de Río Frío más parecen, pasado el tiempo, un guion de cine del género western que una obra de arte; se le reconoce, sin embargo, haber utilizado hábilmente este estilo folletinesco para trazar ese gran cuadro épico del inicio de la vida independiente del país.
“LOS BANDIDOS DE RÍO FRÍO” (fragmento)
"Los valentones de Tepetlaxtoc no quedaron muy contentos de la conducta de Evaristo en el ataque que sufrieron por las fuerzas del coronel Baninelli. Decían en la pulquería del pueblo que era una gallina, un collón, un sinvergüenza, que se había huido en cuanto vio las capas amarillas, que si él como capitán que era de la cuadrilla, se hubiese puesto a la cabeza de ellos, se habrían zumbado redonda a la caballería de línea y hasta cogido preso al coronel.  
De los indios enmascarados decían blasfemia y media.      
Evaristo, añadían, no se había portado bien dejando abandonadas a esa gente para que se las comieran los zopilotes: repetían que a lo mejor se había rajado, y se proponían, cuando viniese Evaristo al pueblo, convidarlo a tomar pulque y buscarle camorra, provocarlo y pelearse con él para saber, si cara a cara y hombre a hombre, era capaz de sostenerse y si no se iría para atrás como un gallina.         
Evaristo, no obstante esta mala disposición de la gente de Tepetlaxtoc, se presentó en el pueblo y les dijo:         
-Ya saben que soy Capitán de rurales, pero quiero que seamos amigos y compas hasta la pared de enfrente; con que vénganse conmigo con sus armas y caballo, ya nos dará el gobierno nuestro sueldo y veremos después cómo arreglamos nuestro modo de vivir. Conque ¿qué tienen que contestar?    
-Pues compas y nada más -respondieron los valentones y se estrecharon y sacudieron las manos sucias y callosas.   
Y la compañía de brutales para custodiar el camino de Veracruz quedó formada.        
Evaristo tuvo la audacia de ir a México, y con el nombramiento provisional de Baninelli y las instrucciones que le había dado se presentó a la comandancia, y en menos de una semana arregló cuanto era necesario y volvió con su despacho de capitán y la orden para que le abonaran las aduanas de Texcoco y Chalco haberes para veinticinco hombres a un peso diario cada uno.          
Con todo y esto, los vecinos honrados de Texcoco, de Chalco y de Tepetlaxtoc, y aun el mismo administrador de la Blanca, que lo había recomendado, fueron atando cabos y casi no tuvieron duda de que Evaristo no era extraño a los acontecimientos de Río Frío."

OTROS DATOS IMPORTANTES
Otros títulos de su producción son la novela El hombre de la situación (1861), ambientada en época colonial, y Tardes nubladas (1871), colección de narraciones cortas. Payno fue también un impulsor del periodismo y colaboró activamente en El museo mexicano, para el que escribió los cuentos y narraciones de viajes reunidos en Tardes nubladas. También escribió en el ateneo mexicano

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